Viajé al bello y enigmático París por muchos kilometros para conocerte, mi necesidad habia nacido de una ilusión o tal vez de un sueño.
Sabia que eras tú atrás del mito de la mujer con la media sonrisa.
París en sí ya es un escenario excelente con el ambiente necesario para que a un lado del río Sena se encuentre el recinto donde vives, el impresionante Musée du Louvre, uno de los más importantes del mundo.
El recorrido hacia tí es único, pues las colecciones son envidiables, despues de un un camino considerable te encuentras ahí. Altamente custodiada por dos guardias, una de ellas una impresionante negra que intentaba no dejar que nadie te pueda capturar en una fotografía, cosa que evidentemente es inutil por la necesidad de la masa multicultural de todos los países por tener aunque sea en una camara digital o en un celular a la Gioconda.
Yo lo intenté y lo logré te tuve en mi cámara digital, encima de una serie de cabezas de turistas que solo tienen unos segundos para estar frente a ti, a ese pequeño cuadro de 77 x 53 cm, pintado entre 1503 y 1506 con más leyendas y mitos que el mismo Leonardo da Vinci.
De ese cuadro pequeño al fondo del gran salón queda en mi el recuerdo de la emoción de estar frente a ti y mirarte a los ojos, conocer tu sonrisa de frente y no solo de oídas.
Este comentario lo propicia un boligrafo con el detalle de tus ojos a un lado de mi computadora comprado en la boutique de Musée du Louvre.
El Fauno
Este comentario lo propicia un boligrafo con el detalle de tus ojos a un lado de mi computadora comprado en la boutique de Musée du Louvre.
El Fauno